La senda que recorre el Peregrino en su diario caminar, entregándose a sí mismo, tiene como meta vivir la unión con Dios por medio de la aceptación amorosa y confiada de su divina voluntad. Para poder vivir íntimamente esta unión, el Espíritu Santo lo conduce por la senda de su propio abandono en las manos de Dios.
Estas páginas tienen como finalidad acompañar y conducir al Peregrino a una comprensión mayor del sentido de la entrega. Caminando por esta senda es como va conociendo el obrar de Dios en su vida por medio de la acción del Espíritu Santo. Con su aceptación amorosa de la divina voluntad va inclinando su propia voluntad hacia lo que Dios ha dispuesto para él. Poco a poco va adhiriéndose a lo que Dios quiere y espera. Así es como se abandona en Dios dejándolo ser el Hacedor en toda su vida.
El Peregrino conoce cómo Dios lo favorece a medida que va haciendo la experiencia de la entrega y del abandono a la divina voluntad. De esta manera no solo busca cumplirla sino amarla y hacer de ella su pan de cada día. Unido a los Corazones de Jesús y de María avanza hacia la meta que es servir a Dios en el plan de salvación de la humanidad entera, por medio de su ofrenda confiada a las divinas manos.