Las puertas del corazón
En el Libro del Eclesiástico se dice que no debemos abrir las puertas de nuestra casa a cualquiera (Eclesiástico 11, 29). Esas puertas son las de nuestro corazón. ¿Cuándo se deben abrir las puertas del corazón? ¿A quién? Las puertas custodian el corazón y deben ser preservadas. Esto significa que el corazón debe ser cuidado en todo tiempo. Existen momentos en los que sus puertas deben abrirse de par en par y momentos en las que deben cerrarse con muchos cerrojos. En el primer caso, las puertas se abren ante el llamado del amor. Cuando el amor llama deben abrirse para salir al encuentro del otro como también para recibir en él al que está necesitado. Pero por encima de todo las puertas deben estar abiertas ante todo llamado del Espíritu Santo para recibirlo y para dejarlo permanecer. Pero las puertas del corazón deben cerrarse herméticamente ante las insinuaciones del demonio. Deben cerrarse ante cualquier pensamiento, deseo o sentimiento que no lleve el sello del amor de Dios.