LOS SAGRADOS CORAZONES
El Espíritu Santo nos señala el camino por el que podemos ir conquistando un amor más grande que dé mucho fruto. Este camino lo podemos recorrer cuando tomamos como nuestro modelo acabado de amor al Corazón de Jesús que se da hasta la ofrenda de sí, fuente de amor y de luz que ilumina nuestra senda de la entrega cada día. Él nos señala a su vez el Corazón Inmaculado de María para que nos dejemos conducir y acompañar por ella.
Contemplando la vida de Jesús aprendemos a amar hasta dar la vida.
Contemplando a María aprendemos a ofrecer todo lo que vivimos entregándonos nosotros mismos por medio de una disposición abierta y generosa al obrar del Espíritu Santo, como lo hizo ella.