La alegría de la salvación
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. (Lucas 2, 8-11)
Meditación del texto bíblico:
Las palabras del Ángel están dirigidas a todo el pueblo, a cada hombre, a cada uno de nosotros: nos anuncian que Dios se hizo Hombre, que nació para salvarnos. El mensaje no puede ser de mayor alegría, porque lo que sucedió en aquel momento es hoy realidad. Nuestra fe nos dice que ya hemos sido salvados y que las puertas del Reino están abiertas para todos.
Una mirada al corazón:
No puede haber mayor alegría para el creyente que saber que Dios está siempre con él, acompañándolo y sosteniéndolo en su camino por la vida. Esa alegría, con la cual exultaron los ángeles el día del Nacimiento de Jesús, es una realidad que se extiende a cada alma que se salva. Nosotros no estamos ajenos a ella, participamos con nuestras entregas para que la salvación llegue a nosotros y a todos nuestros hermanos.
Oración a San Miguel, Gabriel y Rafael:
Me confío, en este sexto día, a vuestra asistencia para que me ayuden a tener una conciencia clara de que Jesús ha venido a este mundo, ha muerto y ha resucitado por mí; para que pueda gozar, llegada mi hora, de la alegría de un cielo que no cesa de adorarlo y de alabarlo.
Termina el día con: Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Santos Arcángeles rueguen por nosotros.