La vida de la gracia en la presencia de Dios y sus ángeles
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. (Hebreos 12, 22-23)
Meditación del texto bíblico:
La epístola a los Hebreos nos señala que nosotros, los creyentes en Cristo, no debemos temer a Dios como lo temió Moisés ante el fragor de los truenos en la montaña santa, sino que en Jesús nos hemos acercado a la verdadera montaña, a la Jerusalén celestial. Es decir, al cielo donde está Dios rodeado de una multitud de ángeles. Porque el Señor nos ha abierto las puertas del cielo para que, ya desde ahora, podamos contemplarlo en espíritu y en nuestro corazón.
Una mirada al corazón:
Creemos firmemente que Dios mora en nosotros por el amor. Creemos que Cristo viene a nosotros de manera real en la Eucaristía. Creemos con esperanza que en el cielo nos espera rodeado de su gloria. Creemos también que los santos ángeles son enviados por Dios para asistirnos y para afianzarnos en nuestra fe. Basta creer para tener plena conciencia de la realidad sobrenatural que está en nosotros y que nos rodea constantemente.
Oración a San Miguel, Gabriel y Rafael
San Miguel, Gabriel y Rafael, les pido en este séptimo día que no deje mi oración, que pueda participar de la Eucaristía cada día y que mantenga viva mi esperanza para que pueda vivir mi fe con alegría, sabiendo que Dios me ama con gran predilección. Ayúdenme a mantener siempre viva mi fe, esperanza y caridad. Amén.
Termina el día con: Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Santos Arcángeles rueguen por nosotros.