El ángel de la agonía consuela a Jesús
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: “Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. (Lucas 22, 41-43)
Meditación del texto bíblico:
En medio de su mayor angustia y agonía, Jesús recibió del cielo el consuelo del ángel. ¿Qué otro consuelo pudo ser mayor, en aquella hora para Jesús, que saber que nosotros seríamos salvados por su sacrificio? El ángel del Señor nos consuela también a nosotros en nuestros momentos difíciles, nos da la esperanza de que todo tiene sentido en Dios, nos anima para que seamos siempre fieles a Él y a su divina voluntad.
Una mirada al corazón:
No existen momentos en nuestra vida que no estemos necesitados de la ayuda de Dios. Por eso, Dios no nos abandona jamás y nos envía al Espíritu Santo para sostenernos y encaminarnos por sus caminos. Pero también la presencia de los santos ángeles es el reaseguro de que el amor de Dios no se aparta de nosotros. Por eso, toda ocasión es buena para dar gracias por esta ayuda tan grande que estamos recibiendo cada día.
Oración a San Miguel, Gabriel y Rafael:
Amados Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, creo firmemente en vuestra constante ayuda. Les pido que me asistan siempre y en todo momento para que jamás me aleje de Dios y pueda servirlo en mi camino de entrega de cada día. Ayúdenme a vivir en fidelidad al Evangelio del amor que nos dejó Jesús, para que pueda vivir en la radicalidad del amor que me santifica y me salva.
Termina el día con: Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Santos Arcángeles rueguen por nosotros.