Esta novena tiene como propósito preparar nuestro corazón y disponer nuestro espíritu para vivir la Navidad plenamente. Esto significa que podamos recibir, para nosotros y para los demás, todas las gracias que el Padre nos concede como primicia por recordar y celebrar con amor este acontecimiento tan grande que es el nacimiento del Salvador.
Que nos preparemos significa que cada día de esta novena vayamos meditando acerca de este misterio que viene a nosotros cada vez que nos disponemos a recibir las gracias que nos santifican y nos salvan. Este es el misterio del Amor que se nos regala y que nos ofrece su vida para que nosotros podamos dar mucho fruto y realizarnos en plenitud, conscientes del tesoro más apreciado de nuestra existencia terrena que nos prepara para la bienaventuranza en el Reino Eterno.
Nacer con Jesús a la vida de la gracia es lo que en esta novena el Espíritu Santo quiere hacer en cada uno de nosotros. Depende de nosotros y de nuestra generosa disposición, que podamos recibir y comunicar el don que recibimos y que recibiremos más abundantemente en esta celebración del nacimiento de nuestro Redentor.
El Espíritu Santo no nos pide mucho, solo que abramos el corazón y nos dispongamos a escucharlo en estos días, a dejarnos tocar, interpelar, sentir para que podamos estar abiertos y bien dispuestos a recibir todo lo que Dios quiera darnos en este tiempo de Adviento y principalmente en la Navidad.