El Espíritu Santo es nuestra promesa
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: “La promesa, les dijo, que Yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días." (Hechos 1, 3-5)
Reflexión
Dichas estas palabras, los apóstoles vieron a Jesús elevarse hasta el Cielo, nos relata san Lucas. Quedaba con ellos la promesa. Perplejos ante tan grande manifestación de Dios, los discípulos de Jesús guardaron la promesa del Padre de que Dios mismo descendería sobre ellos para permanecer para siempre en los corazones de los hombres.
Sabemos que muy poco podemos por nosotros mismos si no recibimos la ayuda de Dios. Sabemos que es difícil ser constantes y consecuentes con las enseñanzas que nos dejó Jesús en su Evangelio si no somos alentados y animados por el Espíritu que viene constantemente en nuestra ayuda. Por eso, en este primer día pidamos al Espíritu Santo que haga presente la promesa del Padre en nosotros y nos anime a seguir adelante conforme lo espera de cada uno.
Examen
¿Puedo creer verdaderamente que Dios, por medio de la fuerza del Espíritu Santo, todo lo puede en mí no obstante mis debilidades y dificultades?
Intención
Que la promesa de la venida del Espíritu permanezca en nosotros. Por ella sabemos que Dios siempre está presente en nuestra vida.
Oración
Padre, envíanos tu Espíritu cada día de nuestra vida conforme nos lo has prometido. Que él haga de nosotros hombres y mujeres renovados en tu amor. Que por su acción misericordiosa y eficaz nos sintamos capaces de llevar a cabo tus designios cada día. Confiamos en tu promesa, por ella nos sostenemos y animamos a nuestros hermanos en el camino de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.