Introducción
Nos disponemos a vivir nueve días unidos al Espíritu Santo que nos guía en su tarea de santificarnos. En este itinerario de nuestra existencia nos conduce al conocimiento del obrar del Amor de Dios en nuestra vida y a la experiencia viva del amor activo con la que nos prepara para ser para él por toda la eternidad.
Invoquemos al Santo Espíritu de Dios para que se nos muestre señalándonos el camino, haciéndonos dóciles a su obra y disponibles para recibir con corazón abierto las mociones con las que cada día nos orienta y nos ilumina.
Que el Amor sea así nuestra luz dejándonos iluminar, nuestro camino dejándonos conducir, nuestro consuelo dejándolo animarnos y nuestra esperanza dejando que sea él quien nos convierta en criaturas nuevas, renovadas por su acción poderosa y eficaz.
Así como hicieron los apóstoles después de que Jesús ascendió a los Cielos, dispongámonos también nosotros a recibirlo para que su obra sea fecunda y podamos dar testimonio ante nuestros hermanos del Amor de Dios presente y constante en los hombres, en la Iglesia y en el mundo entero.