ORACIÓN A MARÍA MADRE DE LOS PEREGRINOS
María, tú has querido ser nuestra compañera en este camino de la entrega que vivimos cada día. Te tomamos como nuestra Madre de los peregrinos para que vayas siempre delante nuestro abriéndonos el camino, señalándonos la meta y dándonos ejemplo de amor que se dona y se ofrece.
Nos confiamos a ti, dulce Madre nuestra, porque sabemos que por ti el camino es seguro y vislumbramos la meta sin temor. Afiánzanos cada día en nuestro compromiso de amor y de ofrenda para que podamos ser instrumentos tuyos y servir en la causa de la salvación de las almas. Amén.
María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. (Lucas 1,38).
REFLEXIÓN
En su Fiat María manifiesta su fidelidad y obediencia a los designios de Dios. Ella recibió las palabras del ángel Gabriel entregándose a sí misma a la misión de ser la Madre del Redentor. María del sí dócil y confiado nos enseña a obedecer simplemente haciendo o aceptando lo que el Espíritu Santo nos inspira y nos muestra. Nuestra obediencia estará siempre apoyada en nuestra fe, como nuestra Madre que creyó y se entregó.
MIRADA INTERIOR
De acuerdo a mi fe será mi entrega. Por mi entrega puedo ser fiel y obediente a todo lo que el Espíritu Santo me inspira. ¿Me entrego verdaderamente? ¿Sostengo mi entrega en mi fe? ¿Pido al Señor que me dé más fe? ¿Sé obedecer?
INTENCIÓN
En este cuarto día, trato de reconocer mi poca fe cada vez que me cuesta entregarme. Pido al Espíritu que aumente mi fe para que sea más dócil y obediente.
ORACIÓN
Padre eterno, aumenta mi fe, dame un espíritu dócil que sepa obedecerte siempre haciendo lo que tú quieres y te agrada. Sostenme en mi entrega para que pueda, como María, crecer día a día en el amor que se da y se ofrece. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.