ORACIÓN A MARÍA MADRE DE LOS PEREGRINOS
María, tú has querido ser nuestra compañera en este camino de la entrega que vivimos cada día. Te tomamos como nuestra Madre de los peregrinos para que vayas siempre delante nuestro abriéndonos el camino, señalándonos la meta y dándonos ejemplo de amor que se dona y se ofrece.
Nos confiamos a ti, dulce Madre nuestra, porque sabemos que por ti el camino es seguro y vislumbramos la meta sin temor. Afiánzanos cada día en nuestro compromiso de amor y de ofrenda para que podamos ser instrumentos tuyos y servir en la causa de la salvación de las almas. Amén.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. (Lucas 1,39)
REFLEXIÓN
Luego de la Anunciación, María se puso en camino sin demora. La disposición de su Corazón era tal que no dudó, sino que hizo lo que sintió que el Señor le pedía y se dirigió a la casa de Isabel para asistirla en su embarazo. Hizo lo que tenía que hacer porque estaba abierta a la gracia que constantemente le señalaba el camino. Nuestra disposición confiada de la entrega es ese puente entre nuestra voluntad atenta a los pedidos del Señor y la obra que él realiza en nosotros. El camino de la montaña que atravesó nuestra Madre nos muestra que no obstante las dificultades, siempre será camino de nuestro crecimiento y realización sostenidos en la voluntad de Dios.
MIRADA INTERIOR
¿Mi disposición y apertura a la Gracia es constante? ¿Cuándo estoy más abierto y disponible a lo que el Espíritu me pide o sugiere?
INTENCIÓN
Pido al Espíritu Santo, en este quinto día, que me ayude a estar siempre disponible, que no tenga miedo a lo que pueda pedirme, sino que confíe más en él.
ORACIÓN
Padre mío, ayúdame a ver en esta actitud de María un motivo más para animarme a estar siempre abierto y disponible a ti y a los demás. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.