ORACIÓN A MARÍA MADRE DE LOS PEREGRINOS
María, tú has querido ser nuestra compañera en este camino de la entrega que vivimos cada día. Te tomamos como nuestra Madre de los peregrinos para que vayas siempre adelante nuestro abriéndonos el camino, señalándonos la meta y dándonos ejemplo de amor que se dona y se ofrece.
Nos confiamos a ti, dulce Madre nuestra, porque sabemos que por ti el camino es seguro y vislumbramos la meta sin temor. Afiánzanos cada día en nuestro compromiso de amor y de ofrenda para que podamos ser instrumentos tuyos y servir en la causa de la salvación de las almas. Amén.
Más mérito y dicha para María es el haber sido discípula de Cristo que madre de Cristo. (San Agustín)
REFLEXIÓN
Nuestra Madre acompañó y sostuvo a Jesús durante sus treinta y tres años en la tierra. Desde que dijo que sí, se puso en camino. Por eso podemos decir con verdad que María es peregrina y compañera de Jesús y nuestra. Ponerse en camino significa para quien peregrina hacer de la vida una entrega confiada, estar al servicio de Dios, seguirlo en el silencio del diario caminar.
MIRADA INTERIOR
¿Me siento unido a Jesús en este peregrinar de cada día? ¿De qué manera lo sirvo?
INTENCIÓN
Medito, en este octavo día, si vivo el camino de mi entrega imitando a María en el servicio a Dios cada día.
ORACIÓN
Padre mío, toma todas mis entregas, me pongo a tu servicio para que me conviertas en verdadero peregrino que se da y se ofrece por el bien de todos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.