“Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”. (Marcos 15,34)
Oración de abandono
Dios Eterno, me abandono en este día a ti para que seas tú el Hacedor de toda mi vida. No deseo otra cosa que vivir lo que tú quieras y hacer tu divina voluntad. Que mi alma se eleve, oh Dios mío, y sea tomada por tu Divina Bondad y llevada a la realización plena de tus designios. Me abandono hoy para siempre en tus manos. Amén.
Reflexión
En la agonía de la cruz, Jesús sufrió el abandono del Padre. Al conocernos hijos amados de Dios y salvados por Jesucristo, sabemos que tenemos un Dios que vela por nosotros y que no nos abandona. No hay soledad para quien vive su filiación con él, porque sabe que lo sostiene durante toda su vida y lo ayuda a vivir conforme a su voluntad. Abandonarse en Dios significa descansar amorosamente en su divina voluntad, dejando que sea el Hacedor de toda nuestra vida.
Intención
Es este noveno y último día de la Novena nos entregamos a nuestro Dios confiándole toda nuestra vida para que sea él quien vaya con nosotros enseñándonos el camino de su voluntad hacia el abandono confiado en sus brazos.
Termino el noveno día rezando el Padre Nuestro, el Avemaría y el Gloria.