Señor Dios del Universo, dame la memoria de ti para que pueda, siempre y en todo momento alabarte con mis labios y mi corazón, agradecerte de todo bien recibido e interceder ante ti por mis hermanos. Amén.
Padre mío, me ofrezco completamente a ti y me entrego a ti como víctima de tu Amor. Quiero vivir en tu voluntad y amarla más que a mí mismo. Recíbeme y conviérteme en ofrenda viva. Amén.
Padre mío, en este día te entrego toda mi vida; confiándome plenamente a ti te ofrezco todo lo que soy. Dispón de mi porque quiero servirte y amarte, entregártelo todo por amor a todos los hombres. Amén.
Padre de todas las misericordias, mira a tus hijos necesitados de ti, de tu inmenso amor. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino que mira nuestras necesidades. Danos de la abundancia de tu gracia. Amén.
Padre Eterno, te pido especialmente por mis hermanos que no tienen fe y que no te conocen. Recíbelos, Padre mío, por el amor que tienes a todos tus hijos. Amén.
Padre de los Cielos, te ofrezco como holocausto agradable a ti todas mis acciones, mis pensamientos y deseos. Te doy mi corazón que te busca y que quiere darse todo a ti. Recibe esta ofrenda que hoy te hago por todos mis hermanos necesitados de ti. Amén.
Padre Eterno, recíbeme como pequeña hostia. Me entrego a ti por todos mis hermanos. Haz de mí un instrumento en tus manos para la salvación del mundo. Amén.
Jaculatoria: Padre mío, te confío toda mi vida.
Oración confiada al Padre
Padre mío, no me siento con fuerzas para hacer más allá de lo que puedo, pero sé que tú todo lo haces en mí. Te pido que me tomes en tus manos y me des la gracia que necesito para poder abandonarme en ti. Te amo y te prometo ser fiel hasta el fin. Amén.