En este taller iremos hacia adelante en nuestro caminito de entrega tomados especialmente de las manos de María. Recorreremos el itinerario de su vida que nos ha llegado por medio del Evangelio y las Sagradas Escrituras. Ella nos mostrará los atajos y los senderos que conducen más rápida y eficazmente hasta el Corazón de su Divino Hijo. Por Ella nos animamos al desafío que implica nuestra entrega: confiar y dejar que Él sea el que todo lo haga en nosotros.
Este taller cuenta con 30 encuentros.
Encuentro 4
Camino a Hebrón, el Magníficat
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de gozo en mi seno. Feliz por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora!” (Lucas 1, 39-45, 46-49)
Meditemos:
El relato evangélico nos dice que María partió sin demora a Judea después de la Anunciación. Sabía que su prima Isabel iba a ser madre y quiso acompañarla. Su sorpresa debió ser grande pues Isabel la recibió como a la Madre del Salvador. Ante esta revelación divina, de lo que Dios había obrado en ella, se explayó. El Magníficat es un canto de alabanza a la usanza de Israel y aclama las maravillas que Dios quiso realizar por medio de ella, la humilde servidora. Por eso exulta de alegría y manifiesta toda su felicidad a Isabel.
Contemplemos a María respondiendo a Isabel:
María recibe de Isabel un saludo de admiración y gozo.
No da explicaciones, solamente canta llena de amor y gratitud.
María eleva su mirada a Dios haciéndose ella misma pequeña.
Reconoce que será llamada feliz por lo que Dios hizo en ella.
Preguntas para una mejor comprensión:
San Lucas nos dice que María partió sin demora, esto significa que no dudó, ¿cuántas veces soy capaz de responder así a los llamados de Dios?
María debió guardar su secreto celosamente hasta que estuvo en presencia de Isabel, entonces pudo exclamar su alegría. ¿Me he preguntado cómo pudo María vivir tan grandes cosas en silencio?
Vemos a María nuevamente en actitud de servidora. ¿Reconozco que abajarse y anonadarse es siempre una actitud de humildad?