-Te adoramos Cristo...
LES ASEGURO QUE USTEDES VAN A LLORAR Y SE VAN A LAMENTAR; EL MUNDO, EN CAMBIO, SE ALEGRARÁ. USTEDES ESTARÁN TRISTES, PERO ESA TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN GOZO. (Juan 16, 20)
Solo unas pocas mujeres van llorando desconsoladamente. ¿Dónde están, oh Jesús, todos los que han recibido de ti tantos favores? ¿Dónde los curados del cuerpo y del alma, los que fueron alimentados cuando multiplicaste los panes y los peces? ¿Dónde están los que te oyeron predicar y contarles acerca del Reino de los Cielos? A estas mujeres piadosas, que se han compadecido de ti y que te han reconocido como al Salvador, les cuentas la amargura que pesa en tu Divino Corazón: “No lloren por mí sino por ustedes mismas”.
Oh, Corazón de Dios que en esos momentos veías el destino de todo un Pueblo que te rechazaba y te enviaba a la muerte. Cuánta amargura por los pecadores impenitentes, por los que con el correr de los siglos despreciarían tus gracias y tus infinitos méritos. Llévame, oh Jesús mío, a penetrar en tu Corazón Divino para que pueda compadecerme contigo por tantos hermanos que viven en la ignorancia, que van por caminos muy diversos a los que tú nos has enseñado. Por este inmenso dolor, perdona a todos los que no aman.
Padre, ayúdanos a ser también nosotros colaboradores tuyos en la salvación de todos nuestros hermanos. A no despreciar a los que no creen en ti ni viven conforme tus mandamientos. Infunde en nosotros el verdadero amor que se entrega y se ofrece. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.