1er. Misterio: La Anunciación
No temas María, porque Dios te ha favorecido: Concebirás y darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. (Lucas 1, 30-31)
María, te entregaste al designio redentor de Dios con gran docilidad y profundísima humildad. Porque creíste y aceptaste el Anuncio de parte de Dios todos hemos recibido gracia en abundancia. Pequeña María, después del desconcierto inicial te abandonaste completamente en tu Señor respondiendo con el Sí más absoluto y perfecto: “Hágase”. Pero antes de hacerlo, te declaraste Sierva obediente de Dios. Gracias Madre nuestra por tu inmensa generosidad. Ayúdanos a saber decir que sí a la voluntad de Dios.
2do. Misterio: La visita de María a Isabel
Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tu eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!”. (Lucas 1, 41-42)
El Espíritu Santo se adelanta a presentar a María como la Madre del Redentor al revelar a Isabel el precioso tesoro que ella custodiaba en su seno. Así, Isabel exultante de alegría la llama la más bendita entre todas las mujeres.
Madre amada que te pusiste a disposición de tu prima para ayudarla y servirla, enséñanos a ser también nosotros humildes y serviciales para con todos.
3er. Misterio: El Nacimiento de Jesús
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre. (Lucas 2, 6)
Madre querida, nació tu Hijito en aquel pesebre en una noche fría. Al Dios del Cielo, lo recibieron unos animales, mientras que por los campos los ángeles del Señor anunciaban el Nacimiento del Redentor con coros de alabanza. Ayúdanos Madre a comprender que nuestro Salvador prefiere un pequeño corazón para permanecer y descansar que ninguna otra cosa en el mundo. Que por el amor vivido y ofrecido nos convirtamos en hospederos del Rey Eterno.
4to. Misterio: La presentación en el Templo
Cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios. (Lucas 2, 27)
Las primeras palabras del profeta Simeón fueron hermosas y debieron llenar de gozo tu Corazón, oh Madre. Pero enseguida vino el presagio que te anunció el destino de dolor del Redentor. Madre que guardaste este dolor hasta el fin asintiendo en todo a la voluntad del Padre, intercede ante tu Hijo para que podamos siempre vivir en la voluntad de Dios sabiendo que él permanece con nosotros en las pruebas.
5to. Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo
Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. (Lucas 2 45)
El que se había perdido era el Hijo del Altísimo Dios. Con cuánta angustia debieron buscarlo tú y José al no verlo en la caravana de regreso a casa. Pero Jesús había respondido, en ese momento tan importante, a los pedidos de su Padre. Tu silencio María es elocuente; supiste ser Madre cuidadosa y solicita, y ahora te encuentras ante el desconcierto. Comprender quién era Jesús debió haber sido la escuela en la que aprendiste a cumplir los designios del Padre. Sé, Madre, nuestra guía y maestra para que podamos caminar seguros la senda de la entrega y de la ofrenda confiados a ti.