1er. Misterio: La Resurrección de Jesús
No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. (Marcos 16, 6)
El sepulcro ha quedado vacío. La Redención ha sido llevada a cabo; ¡nuestra esperanza es muy grande! Con la Resurrección de Jesús se han cumplido todas las promesas hechas por Dios desde antiguo. Madre nuestra, que esperaste contra toda esperanza en el cumplimiento de la Palabra de tu Hijo, anima a tus hijos a mantener siempre viva la esperanza para que podamos dar testimonio ante todos nuestros hermanos del obrar de Dios en nosotros. Implora al Espíritu Santo para que infunda en cada uno las virtudes de la fe, la esperanza y el amor.
2do. Misterio: La Ascensión de Jesús
Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir. (Hechos 1, 11)
Jesús asciende a los cielos, pero deja en la tierra a su Iglesia, a nosotros para que seamos testigos suyos ante todo el mundo. Ser cristiano es ser testigo del Señor enseñando con nuestras palabras, pero por sobre todo con nuestro ejemplo, la Buena Noticia de la salvación. Madre nuestra, ayúdanos a ser valientes en el momento de dar testimonio de Jesús. Que nuestra vida ofrendada dé mucho fruto de salvación para todos nuestros hermanos.
3er. Misterio: La venida del Espíritu Santo
De pronto vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. (Hechos 2, 2,3)
Con el Espíritu Santo descendió sobre la tierra la gracia que nos hace hijos de Dios. De cada uno depende que el Espíritu Santo pueda obrar en nosotros y a través nuestro en bien de todos. Te pedimos, oh María, que nos enseñes a entregarnos más y más para que el Divino Amor lleve a cabo plenamente su obra transformante en nuestra vida.
4to. Misterio: La Asunción de María a los cielos
Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada. (Cantar de los cantares 4, 12)
La más preciosa de las perlas, María Inmaculada, fue asunta a los Cielos en cuerpo y alma como correspondía a tan alta dignidad: ser la Madre de Dios. Sí, María es nuestro modelo más acabado. Mirando a María aprendemos a amar a Dios y a los demás, nos hacemos dóciles a la voluntad de Dios y, por sobre todo, ella nos enseña que también nosotros estamos llamados a colaborar en la obra redentora de su Hijo.
5to. Misterio: La coronación de María como Reina y Madre
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. (Apocalipsis 12, 1)
¡Oh María, la Omnipotencia suplicante, la humildísima Sierva de Dios, ruega por todos nosotros! Sí, Madre querida, intercede ante el trono de tu Hijo por toda la humanidad que va de camino hacia el reino eterno. Te pedimos especialmente por los más necesitados, los más indigentes de todos que son los que no conocen el amor de Dios y viven su orfandad sin saberlo. ¡Bendita seas María!