-Te adoramos Cristo...
EL PADRE ME AMA PORQUE YO DOY MI VIDA PARA RECOBRARLA. NADIE ME LA QUITA, SINO QUE LA DOY POR MÍ MISMO. TENGO EL PODER DE DARLA Y DE RECOBRARLA: ESTE ES EL MANDATO QUE RECIBÍ DE MI PADRE. (Juan 10, 17)
Jesús, caes por primera vez, te golpeas y te hieres, pero la fuerza de tu amor hace posible que te puedas volver a levantar para seguir ascendiendo por esta difícil subida. Vas hacia adelante porque quieres llevarnos contigo hasta el Cielo para que podamos gozar de la vida de la gracia que nos vivifica. Subes para que nosotros podamos también subir contigo y así nos salvas al precio de un cansancio inmenso, de las afrentas, del desprecio. Nada te detiene…
¡Oh, mi Salvador! Mientras vas de camino tu sed de almas te consume. Mientras tu Corazón llora por los que te son un peso inmenso, tu Espíritu te anima y te muestra las innumerables almas que salvarás. Solo este pensamiento te da aliento. Mi Jesús, dame también a mí esta sed ardiente, dame este deseo tuyo de que toda la humanidad te conozca y alcance la salvación. Quiero ser tan tuyo que pueda recibir en mi corazón esto que tanto te mueve: un amor ardiente. Ayúdame a no hacer jamás distinción entre mis hermanos. ¡Que todos seamos uno en ti!
Padre Amado, infunde en nuestra alma el deseo y el don de ser medios para la salvación de todos los hombres sin distinción. Danos la fuerza de la perseverancia para saber levantarnos y salir adelante en las adversidades. Da esperanza a los que la han perdido, la paz de espíritu a los que no la tienen. Confírmanos en la fe para que podamos servirte con nuestra vida entregada a ti que vives y reinas. Jesucristo Nuestro Señor. Amén.