-Te adoramos Cristo...
MI ALMA AHORA ESTÁ TURBADA, ¿Y QUÉ DIRÉ: “PADRE, LÍBRAME DE ESTA HORA? ¡SI PARA ESO HE LLEGADO A ESTA HORA! ¡PADRE, GLORIFICA TU NOMBRE! (Juan 12, 27)
La hora temida, la hora tan esperada había llegado. Jesús está sufriendo mucho. En medio de su aniquilamiento hace un gesto de infinito amor, una prueba de su divinidad, de su entrega inconmensurable por todos los hombres. Recibe de Verónica el paño que le presenta y enjuga su Rostro, la impronta de su Faz queda marcada para recordarnos para siempre que Jesús es el Señor.
Oh Jesús mío, ayúdame a no permanecer indiferente ante el dolor ajeno. Que pueda, como aquella valiente mujer, salir al encuentro del que te necesita. Dame el coraje de anunciarte a todos aunque sea despreciado y rechazado. Que la impronta de tu Faz esté siempre grabada en mi corazón. ¡Que pueda amarte de verdad, oh Señor mío!
Padre de todas las misericordias, enséñanos a ver donde nuestros ojos no quieren mirar. Haz que podamos acoger a quien es despreciado y menoscabado en su dignidad de persona. Que en cada hermano nuestro herido por la vida y desprotegido podamos ver a Jesús desfigurado subiendo con la cruz a cuestas camino del Calvario. Te lo rogamos por el infinito amor que nos tienes. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.