INTRODUCCIÓN
Los Santos Ángeles de Dios
La presencia de los santos ángeles en el acontecer de nuestra vida no debe sorprendernos. Es verdad de fe que los ángeles existen y que son seres puramente espirituales, que tienen inteligencia y voluntad y que, como seres puramente espirituales, son personales e inmortales. Nuestra fe nos enseña a confiarnos de ellos, a invocarlos en nuestras necesidades y a pedirles su intercesión ante el trono de la gloria de Dios al que tienen acceso constantemente. Son muchos los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento en donde se hace mención de los ángeles y nos los muestran activísimos en su tarea de protegernos y guiarnos, sirviendo al mismo tiempo de mensajeros entre Dios y los hombres, siempre atentos a la voz y a las órdenes del Altísimo.
ORACIONES PARA REZAR AL COMENZAR CADA DÍA
Oración a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, patrono de la Obra de amor y redención, acompáñanos y defiéndenos en nuestro camino de entrega, para que cada día vayamos decididos y determinados a servir a Dios por medio de nuestra entrega confiada. Sé nuestra defensa ahora y siempre. Amén. (Se rezan tres Glorias en honor a San Miguel).
PRIMER DÍA
Nunca estamos solos
De pronto llegó a un lugar, y se detuvo en él para pasar la noche, porque ya se había puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se la puso como almohada y se acostó allí. Entonces tuvo un sueño: vio una escalinata que estaba apoyada sobre la tierra, y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban ángeles de Dios. (Génesis 28, 11-12)
SEGUNDO DÍA
Estamos sostenidos en las pruebas siempre
Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: “¡Abraham, Abraham!”. “Aquí estoy”, respondió él. Y el Ángel le dijo: “No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único”. (Génesis 22, 10 - 11)
TERCER DÍA
“Escucha su voz”
Yo voy a enviar a un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. (Éxodo 23, 20-21)
CUARTO DÍA
Es necesaria nuestra fe para dejarnos guiar por nuestros ángeles
Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: “No temas Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará a luz un hijo al que llamarás Juan”. Pero Zacarías dijo al Ángel: “¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada”. El Ángel le respondió: “Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia”. (Lucas 1, 11-13, 18-19)
QUINTO DÍA
La fe de María ante el Anuncio
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. (Lucas 1, 26-27)
SEXTO DÍA
La alegría de la salvación
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. (Lucas 2, 8-11)
SÉPTIMO DÍA
La vida de la gracia en la presencia de Dios y sus ángeles
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. (Hebreos 12, 22-23)
OCTAVO DÍA
El ángel de la agonía consuela a Jesús
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: “Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. (Lucas 22, 41-43)
NOVENO DÍA
El Ángel del Señor bajó del cielo e hizo rodar la piedra del sepulcro
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. (Mateo, 28, 1-4)